Se supone que en la vida hay metas estipuladas, que si sacate una carrera, estudia, paga impuestos, se básicamente un NPC. Esto es claramente una mierda. Y si basamos nuestra moral en un estilo de vida que es una mierda de ahí no puede salir nada bueno.
diego, en SURAGU
Lector, es posible que te hayas impuesto responsabilidades y rutinas para tener más disciplina y una gestión del tiempo más efectiva, para, entre otras cosas, evadir el ocio que te recompensa a corto plazo. Es posible, además, que hayas invertido voluntariamente tu tiempo en una formación en la que esperas que germine una facilidad olímpica para encontrar empleo. Con esta formación, esperas tener un trabajo estable, una casa y formar una familia. Es posible que tu meta en la vida sea tener un trabajo estable porque se te ha inculcado el miedo a crear tu propio empleo. Vivir en base al éxito ajeno y llevarte tu parte por contribuir tu tiempo a hacer a alguien más rico es lo que esperas a largo plazo, porque no eres capaz de verte con el estrés que generaría trabajar sobre un proyecto de riesgo. Se te ha criado y educado para que no tomes riesgos, aunque no tienes problema alguno en ir al casino y arriesgar dinero para ver si lo duplicas. Buscas siempre la forma más fácil de ganar dinero, la que requiere menos esfuerzo. No tolerarías perder el tiempo arriesgando dinero y esfuerzo sin ver los resultados en el momento. ¿En qué te convierte eso?
En posts anteriores he resaltado la importancia de la dopamina en la forma que actuamos y tomamos decisiones, o en cómo elaboramos nuestra identidad. Una sociedad que ahora tiene todas sus comodidades es una sociedad que no tiene autonomía ni capacidad propia para salir de su comfort. Tú eres parte de esta sociedad. Tienes un efecto túnel por haber sido embriagado con acciones que te han distraído para generarte metas, esperanzas, e inculcarte un modelo social sobre el que vas a desarrollar tu vida, para elevar tu espectro de satisfacción y alejarte de los proyectos que tú habrías pensado por ti mismo por estar más bajo que los mínimos de satisfacción que necesitarías para complacerte. Has perdido el espíritu DIY porque prefieres ver a alguien más hacer lo que tú querías. En lugar de empezar tú mismo un proyecto, buscas proyectos que ya se han hecho y te centras en ver el ingenio que ha tenido otra persona para realizarlo, dándote la satisfacción de que el proyecto está hecho porque lo has visto en un vídeo de YouTube, suprimiendo tu capacidad de lograr realizar tus proyectos, a la vez que amplías el miedo a empezarlos por eso mismo. Esto no es descabellado cuando lo extrapolas al consumo de pornografía, donde las explosiones de dopamina surgen por la interpretación instintiva de percibir que el individuo es quien está haciendo el acto que está viendo en el vídeo (la evidencia en la pornografía es necesaria para contrastar el daño general que se pueden percibir en otros sectores porque la ciencia hace por visibilizar este sector y distinguir las causas de una adicción en la pornografía, pero no ve la necesidad en concienciar a una sociedad en los peligros de las recompensas a la carta que no sólo están en la pornografía).
No sólo te han cohibido de las metas que te propusiste en un principio, sino que te han inyectado alternativas generales desde edades tempranas para que te olvides de quién eres más que para ser un miembro productivo de un engranaje ya estable por gente como tú. Para ello, te han ahogado en ocio cultural, ocio general, ayudas para promover el ocio, y una larga lista de festividades que no conoces pero que disfrutas porque te hacen salir de la rutina a la que te has inscrito, y que por ello te generan un rechazo hacia la norma mientras que sigues participando en ella, porque tu espectro de dopamina se ha adaptado a recibir estas festividades aborreciendo lo que es normativo, como tu formación. Extrapolándolo, de nuevo, a la pornografía:
Las escenas que se pueden ver en el porno, como ocurre con las sustancias adictivas, son desencadenantes hiperestimulantes que producen una secreción antinatural de altos niveles de dopamina, lo cual puede deteriorar el sistema de recompensa de la dopamina e inutilizarlo de cara a fuentes de placer naturales.
La ciencia que estudia las consecuencias de la pornografía es posiblemente uno de los únicos recursos en los que van a enseñarte cómo gestionar tus niveles de recompensa, porque no parece ser necesario que los gestiones en otros sectores como en los videojuegos, donde sólo la retratan como incentivo para sesiones de juego prolongadas.
Por otro lado, te han inculcado preocupaciones, miedos y soluciones, identidades, ideologías que casualmente benefician a un sector político, etcétera. También se han formado ideologías alternas, clasificadas de manera ordenada para que elijas tu propio camino, sin que te fijes en que son caminos establecidos que suprimen toda tu capacidad analítica. Es mucho más fácil que otras personas se sienten a pensar, expongan sus ideas y tú las consumas para desarrollar tu pensamiento. O bien, pertenecer a una comunidad u otra y alimentarte de sus ideas directamente para desarrollar tu personalidad. Todo esto, con el propósito de evadirte de tu visión, tu misión y tus valores, y darte preocupaciones sobre problemas generados artificialmente para alimentar tu energía con la esperanza de una solución, también generada artificialmente. No son problemas que te afecten en tu día a día, en realidad. Muchas ideas proveen el significado para ciertas conductas que te puedes encontrar, pero no deja de ser un método de captación que usa de modus operandi la sobreinformación, porque puedes estudiar el motivo de las conductas por tu propio lado a través de la biología o la psicología, sin recurrir a colectivos institucionales que te digan lo que es cada cosa. Pero se hace norma eludir esta decisión normalizando el uso de estos recursos aprovechando tu ignorancia. Por ello, eres un ser humano drenado por las necesidades de una sociedad, con miedos inculcados por esta para adaptarte a los hábitos convencionales que te prometen un beneficio sin riesgos. Te has olvidado de quién eres, de lo que eres capaz y has nulificado tus intereses para beneficiar los intereses de otros.
No deja de sorprenderme la frase que emplean muchos ciudadanos cuando les digo que hagan lo que quieren. "No es tan fácil como lo planteas", pero nunca lo han probado por miedo a que no sea tan fácil. Las personas que no tienen obligaciones producen las rutinas de trabajo sobre las que anhelan salir pero nunca salen porque es más fácil seguirlas. Evitan a toda costa salir de su zona de comfort porque no hay una comunidad que lo respalde, ni mucho menos recursos que te incitan a hacer lo que quieres, porque todo el presupuesto se ha ido a que sigas la norma de trabajar por cuenta ajena y le temas al riesgo.
Si te quisiste ir alguna vez al campo, ¿qué te lo impidió? ¿No sabes si habría trabajo? ¿Has pensado en generarlo? Posiblemente sí lo has pensado, pero no es tan fácil. Aún con Internet, la mayor biblioteca de documentos de la historia de la humanidad al alcance de tu mano, que consultado correctamente te puede dar los pasos para que te esfuerces en conseguir lo que quieres, no es tan fácil.
Quítate esa idea de la cabeza. No sabes qué es dificil y qué es fácil, porque te has condicionado a vivir usando los recursos de fácil acceso que te han llevado a concluir que aquello que tiene un riesgo se considera difícil. Te estás formando para buscar un empleo, pero es una excusa para no esforzarte por elaborar una cartera de empresarios que están dispuestos a contratarte. No sabes en qué momento un título que corrobora tu experiencia ha empezado a tener más sentido que tu propia persona. Le has quitado credibilidad a tu vida, para dársela a los trámites para que hablen por tí, porque te has hecho menos interesante que los mismos papeles que ahora dicen quién eres. Tu rol como persona ha perdido valor, y te has desarrollado bajo un espectro homogéneo de ideas que han formado tus miedos, tus preocupaciones, tus deseos y sueños, tu ocio y tu esperanza.
Aun así, seguramente seguirás con la misma rutina de siempre, alimentada por tus miedos antes que por tu voluntad, porque has desarrollado una preocupación a un riesgo que nunca has tenido, que te impide ser tú mismo, con tu misión, tu visión y tus valores.

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