"What a better time for an app like TikTok to appear in such a vulnerable time that was the quarantine, where all minds were bored, sad, and only fulfilled by fantasies and dopamine! Enough to shape an algorithm based on the depressive tendency of the masses to prioritize any exotic hit to feed their dopamine receptors, making degeneracy the most rewarding hit as it was something not as common as their usual lifestyles."
- aorivoid
La gente normal se retroalimenta de un algoritmo basado en la tendencia que ha tenido la generación que ha vivido la pandemia de alimentarse de todo lo que les daban para satisfacer lo que la cuarentena les quitó. No podían socializar, ni tener las mentes ocupadas de formas convencionales. Por ello, la mayoría de la gente ocupó su mente con la tecnología. Entre ellos, y teniendo, al menos, un teléfono móvil por persona, esta gente usó una aplicación para pasar el rato que estaba basada en un algoritmo que recomendaba lo que más tracción tenía, que era lo inexplorado por la gente normal. La mente humana, por naturaleza, es curiosa. Quiere aprender, aunque el individuo lo niegue voluntariamente. El aprender forma parte del proceso de comprender la información recibida.
Así, pues, los nichos se visibilizaron, muchísima diversidad se viralizó gracias a esta aplicación, y con ello salió a la superficie todo lo que debió quedarse como el culto de un nicho marginal porque se fundó sobre grupos de gente que no te gustaría conocer en tu día a día. Normalmente gente superficial o que no es compatible con tu estilo de vida porque llevan más de una década de diferencia con el usuario promedio viviendo en Internet. Y estos nichos, tras ponerse a flote sobre la superficie del océano azul, se convierte en la nueva economía, capaz de elevar a quien la posee al punto de volverse un dios, porque nadie más la tiene, como quien descubre el fuego en su tribu. Es tal la relevancia de la exposición de estos "nuevos" sectores, que llegaría al punto donde se puede tratar lo exótico como el tesoro de quien más opulencia tiene. Todo el mundo quiso abordar ese tesoro, todo el mundo quiso ser exótico en su propio grupo, todo el mundo quiso recibir la visibilización que perdieron cuando se aislaron. Además, influye el factor del misterio por el desconocimiento e incertidumbre, explotable para elevar el estátus social del individuo al de un dios, aunque sea un placebo.
Asimismo, las chicas normales que estaban estudiando una carrera en la universidad, o teniendo una vida saludable, se convirtieron en e-girls/alt girls de un día para otro.
Una chica moderadamente sana que abrió TikTok y ahora tiene OnlyFans.
Las chicas tienen una tendencia mucho mayor a los hombres a ser manipuladas por un pensamiento colmena para obtener la validación de la comunidad que están viendo por factores genéticos como la oxitocina, reflejado en un informe sobre el síndrome de Tourettes autogenerado por influenciarse de creadores de contenido de TikTok con este trastorno, un estudio sobre la oxitocina y su parte en las interacciones sociales, o en un estudio que trata la efectividad de la oxitocina en terapias sociales. Sin embargo, tanto chicas como chicos han sido afectados por este fenómeno, complementándose los unos a los otros para alimentar lo que vieron en la misma fanbase. Las chicas, que antes de la pandemia tendrían una personalidad común, pasaron a ser las alt girls góticas posicionadas en un rol para ser alabadas por hombres adoctrinados para inculcarse el objetivo de perseguirlas, validándolas. Esto ofrece como resultado para la masa externa que acaba de toparse con este contenido, el comprender que si eres así, los chicos te van a tratar como una diosa porque buscan góticas culonas que se sienten en su cara. Que los chicos de ahora buscan chicas góticas, que se droguen y que te abrumen con su indiferencia. Y tiene sentido que la jerarquización de los géneros tome este rol porque esto alenta a la reproducción cuando se trata de hombres y mujeres buscándose mutuamente. Los hombres buscarán a las mujeres que más se ciñan a los cánones idealizados de la gótica perfecta. Las mujeres van a esforzarse para estar en esos cánones y ser validadas por los hombres que las buscan. No obstante, el rol del hombre en esta célula no sólo se basa en perseguir a la mujer. Al hombre se le ha establecido el cánon de la progresía. Deberán ver bien a las mujeres más vanidosas y superficiales, y deberán verse bien ellos categorizando su superficialidad bajo la máscara de la tolerancia, maquillando efectivamente las acepciones de sus creencias para adecuarse a una identidad que no aguantaría percibir que está haciendo algo denigrante. Aun así, la realidad es- Ya no hay realidad. La realidad se distorsiona a medida de que el espíritu original se desvanece a favor de lo impuesto, quien se encargará de escribir la nueva realidad diciendo qué debe percibir una burbuja y qué no. Se han reiniciado de forma efectiva las mentes de aquellos que estuvieron una vez en suspenso, haciendo así que arranque su espíritu bajo una dicotomía que contrasta cada vez más su identidad original con la identidad recientemente descargada de un portal chino que no te gustaría explorar.
Esto se puede extrapolar a un virus. Un virus que afecta a la realidad, alterándola bajo la automatización de un algoritmo que ampliamente basó su contenido en la depresión generalizada de la segunda década del siglo, donde las esperanzas de la autonomía del ser humano disminuyeron a unos mínimos por las restricciones inhumanas impuestas por la seguridad del ciudadano. Cuando toda la esperanza de conocimiento y motivación disminuye por haberlo restringido de sus intereses originales, incluso temporalmente, al individuo no le quedará nada más que buscar nuevos intereses. Y así se formará el reclutamiento de nuevos integrantes para una comunidad en la que será bienvenido si cumple ciertos patrones de conducta, con coste cero porque lo puedes hacer en tu casa.
Es así como las personas actuales han rescindido de sus hobbies para dejarse drenar por esta nueva comunidad que es compatible con su nuevo estilo de vida. Es así como antiguamente se formaban las sectas, aprovechándose de las personas más vulnerables para expropiarles de sus bienes y remunerarles con el espíritu que te inculcarán a la voluntad del sectario. Todas estas personas han sido echadas a perder, volviéndose soldados de su propia validación, motivando el cultivo de una semilla de superficialidad que florece a medida de que se riega con la ignorancia de su propia decadencia, cuyo tallo se endurece a medida que su espíritu es reemplazado por sus propios deseos.

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