El auge de las reflexiones en Internet
Mira que llevo tiempo sin escribir algo en serio, pero es que estoy a punto de dejar de crear posts de opinión porque a este punto estamos siendo ya redundantes. Hemos pasado de ser pensadores con consciencia de nuestro entorno, de los patrones que nos han llevado a ser como somos, a ser unos de tantos miles o quizás millones de personas que ahora les da por dumpear su reflexión en un formato digerible por la generación Z, por culpa de que la felicidad en esta generación está decreciendo cada vez más.
Lo que antes era pensar y concluir. Pues ahora se hace cansado ver que todos están "reflexionando" con un argumento similar al que tú diste cuando la gente no pensaba eso y que por ello se esté generando un nuevo segmento de mercado del que lucrarse. Básicamente están tomando como negocio estos planteamientos y por ello generan dumpeos de sesiones de pensamiento con una consistencia mayor a la que yo sería capaz de hacer en un blog por mi mano (que normalmente mi redacción oscila las 1200 palabras, 6 minutos aprox. de lectura), porque quieren vivir de ello y gastan sus 8 horas laborales al día haciendo labor de investigación del por qué la gente está tan subnormal ahora, inflando su texto como un globo gracias a ChatGPT para llegar a los 22 minutos, porque a partir de esa franja todo video de reflexión se vuelve calidad y te empiezan a aplaudir por lograr pensar lo que el de la caja de comentarios nunca pudo por estar consumiendo videos de mierda como el que acabara de ver. ¿Y por qué la gente está tan subnormal? Es muy sencillo, por lo que llevamos advirtiendo desde que empecé esto de escribir en el bloc de notas. Ver este tipo de géneros en YouTube cada vez teniendo más visitas me ofrece un espejismo de lo que fue el anime psicológico en su día, por qué estuvo tanto tiempo en auge y por qué a partir de 2006 dejaste de ver este tipo de animes. Y ver este patrón me hace pensar que es una etapa, como la de los animes psicológicos.
Para ponerte en contexto, los animes psicológicos surgieron por la década perdida (失われた十年 si eres furry). Tras la WWII, Japón vivió su milagro económico que lo convirtió en la segunda potencia mundial acompañado de empresas como Toyota, Sony, Nintendo, entre otras que puedes ver en cualquier mix de city pop japonés. Les estalló la burbuja principalmente por el tema del precio del suelo (como lo del Bitcoin que dicen que esto solo sube, pues lo mismo pero esta vez de verdad) y todos eran felices diciendo "compro barato (esta carisimo) vendo aún mas caro". En los 90 les estalló la burbuja, bajando el precio de absolutamente todo de golpe: las empresas recortaban por falta de dinero, las familias se alimentaban recogiendo de nuevo en los campos de arroz, los padres de familia te los encontrabas tirados en los baretos porque realmente ya no tenían nada mejor que hacer si su economía se medía en mangos, y por ello la gente en general ya no sabía que hacer con sus vidas. Los animes psicológicos se hicieron para apelar a la gente deprimida poniéndoles un sitio donde identificarse, o dándoles algo con lo que entretener su mente y canalizar su angustia porque el shonen la verdad es que te estimulaba la neurona pero cuando acababa seguías exactamente igual. Los animes psicológicos te ilustraban tus problemas y te planteaban una solución para que sientas que el futuro de tu vida se ha podido resolver y tires de ese hilo. Puedes tratarlo como una forma de animar a la gente a que hicieran algo con sus vidas, que esto se ve mucho en Japón incluso a día de hoy con cosas como estas. Pues ahora mismo tenemos este mismo caso solo que derivado a nuestro sector demográfico en Occidente. Nos están enchufando vídeos de reflexión sobre algo que nosotros hemos pensado en su día pero no apetecía escuchar porque era innecesario. Porque realmente esto de pensar va por tendencias: si pierdes tu identidad, piensas para sobrevivir, o al menos lo intentas porque si no tienes criterio de reflexión ni pudiste adquirir habilidades de observación por estar todo el rato con las maquinitas, acabarás yendo a un vídeo de alguien que se dedica profesionalmente a eso y empezarás a consumir. Poco sabes que eso es justamente lo que da la falta de identidad: que la gente consume de más, se abruma de lo que ha consumido de tal forma que el cerebro entra en modo esponja porque siente que no sabe una mierda, y así les meten ideas confusas en la cabeza para beneficiar una estadística, un movimiento político o social, y te hagan tirar de ese hilo para forjar tu identidad.
Y esto, viendo que beneficia a más gente, va a llevar a un bucle de consumo aún peor del que pudo haber pasado Japón en su día, porque esto de los animes psicológicos y toda la era de angustia que pasó tenía un motivo y lo arreglaron con reformas económicas, como por ejemplo la de la política de tipo cero, o la inversión en áreas prometedoras para darles motivos de seguir tirando. Porque tras la resurrección de su economía, el humor mejoró y ya no eran necesarios los animes psicológicos sino que preferían lo contrario porque ya no estaban para seguir chupando existencialismo. Pero en el caso de Occidente, esto no será así porque el motivo de la crisis de identidad que sufre nuestra generación es por todo lo que se están comiendo a través de redes de contenido de fácil digestión. El cúmulo de ideas que tienen en la cabeza, producto de las recomendaciones que enfatizan la profundización hacia el contenido que uno ha podido mostrar interés, ha frito el cerebro de millones de personas, y ahora están en modo de emergencia buscando el nuevo contenido para consumir que les devuelva esa identidad que perdieron porque ya no saben ni quiénes son ni qué quieren hacer en este mundo. Ya no saben dónde buscar, y, dado que el algoritmo se mueve por tendencias demográficas, la tendencia sobre este sector crece y progresivamente van saliendo del horno vídeos de reflexión más elaborados de los que empiezan a hacer negocio. La gente se escuda en estos vídeos bien estructurados y redactados porque han perdido la capacidad de pensar por ellos mismos, porque han visto estos vídeos donde la gente piensa que están mucho mejor estructurados que su cabeza (y normal, porque buscan llamar la atención con estos vídeos, no pensar de verdad, pero esto el público no lo sabe y se lo come con lo que eso conlleva) y dejan de pensar porque saben que cualquier cosa que ellos puedan pensar y reflexionar por si mismos lo pueden encontrar en YouTube por alguien que lo habrá hecho mucho mejor.
Esto me recuerda a la película de Wall-E, donde toca el límite de estos temas. Este blog trata de forma concisa los tópicos que aborda la película y casi que debería haberse tomado como una novela distópica porque estamos llegando a esta fase poco a poco. Ahí están en el año 2700 o así y literalmente alegan "no hacer nada", pero ver contenido interesante.
Por lo que es seguro decir que el sobreconsumo nos va a joder a todos, y este bucle de angustia se va a arrastrar por el vicio colectivo que tiene la gente de consumir para darle un sentido a su vida o llenar tiempos de "aburrimiento". Pero tampoco es culpa de la gente, porque hay una propaganda detrás que ya se encarga de que no te formes en hacer las cosas que te interesan sino de verlas. Esta propaganda es tan efectiva que la gente está en clase viendo TikTok en lugar de aprendiendo. Están rascando dos scrolls si pueden y hasta que un vídeo no les genera la risa tonta no cierran la app y empiezan a enterarse de qué va la clase. Extrapola esta tragedia a la vida cotidiana y verás que todos se están drogando. Nadie piensa, nadie habla, sólo consumen. Y encima cuanto más consumen más dicen "no sé quién soy, no sé qué quiero ni a qué quiero dedicarme". Y siguen consumiendo para darle respuesta a esto porque no saben hacer otra cosa.
Es que de verdad esto es la cosa más absurda del mundo moderno, apagar las pantallitas ya no? Si sale incluso más a cuenta mirar la pared, que al menos te puedes escuchar y pensar un poco, que fluya alguna idea o algo. Pero claro, vivimos comparándonos y minimizamos nuestras ideas a favor de un algoritmo que nos da ideas preconcebidas para su fácil digestión. Así no se arregla nada.

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